“Siempre
se ha hecho así”, ¿cuántas veces hemos escuchado eso cuando preguntamos el
porqué de ciertas maneras de hacer en el trabajo? ¿Cómo podemos romper con los viejos hábitos?
Demostrar
que hay otras formas de hacer, más efectivas y eficaces, no es tarea fácil,
sobre todo cuando has de luchar contra maneras añejas y tatuadas en la historia
de la organización.
Muchas
veces el problema reside en la falta de comunicación interna en las
organizaciones. Quizás nadie haya comentado
que alguna tarea no está bien hecha, o que habría otra forma mejor de hacerla,
o quizás el comentario no haya llegado a los oídos adecuados.
En
otras ocasiones, son las propias personas de la organización las que se
resisten a cambiar.
El
primer problema, tiene, fácil solución. El segundo, más complicada, sobre todo
si la resistencia proviene de los mandos.
No
resuelvo, hoy, planteo:
¿Cómo
podemos cambiar los viejos hábitos?
¿Es un
problema exclusivo de comunicación?
Lo que
para mí está claro es que una adecuada comunicación interna en la empresa,
previene algunos errores, ayuda a
subsanar otros y corrige las ineficiencias e ineficacias derivadas de los malos
hábitos.
Pero no
solo eso, la comunicación interna, ayuda a que surjan nuevas ideas que enriquecerán
nuestra actividad, ya que son los integrantes de la organización los que mejor
la conocen y los que mejor pueden ayudarla a crecer.